Y aquí estoy, sintiéndome una desconocida en
mi propia piel, desconociendo hasta mi propia energía sobre otros, a veces
escucho a mis amigos hablar y me pregunto en ¿Dónde deje mi alegría?, ¿Dónde oculte mi espontaneidad para volverme este intento de adulto responsable que
doy la imagen de ser?, ahora las personas en la calle no me alagan por mi buen
ánimo o mi carisma, ahora se cuestionan ¿Por qué estoy mal humorada?, ¿Por qué
solo reflejo prisa y trabajo?, ahora soy la imagen perfecta de un adulto
estresado, cuando en el fondo de esto, solo soy un alma perdida; que se
cuestiona cada paso en cada momento, ahora soy la que desconfía de todo, la
carga de miedos e incertidumbres que no fui en mi adolescencia, ahora soy un
barco sin rumbo que deriva sobre las aguas tormentosas de esta vida, sin un punto
fijo, sin una vela que izar para reorientar mis pasos y viviendo con las
esperanzas de que el ancla de este barco se sujete en algún punto en el que
pueda reencontrarme con aquella que alguna vez fui yo.
Lucy Pgrr
3 Comentarios
Esto es muy honesto. Con frontalidad dices lo que le pasa a muchos, que la adultez es quemarse en el trabajo y la fatiga. A veces es como un tanto extraño por eso el piloto del principito se va huyendo de ese adultos que suele ser tan desolador y aburrido.
ResponderBorrarEsto es muy honesto. Con frontalidad dices lo que le pasa a muchos, que la adultez es quemarse en el trabajo y la fatiga. A veces es como un tanto extraño por eso el piloto del principito se va huyendo de ese adultos que suele ser tan desolador y aburrido.
ResponderBorrarCon cariño David
Así es David! Solemos ser impostores en esto de la adultez, y de repente nos encontramos encerrados en un mundo totalmente desconocido, dónde nos desconocemos a nosotros mismos.
BorrarLa adultez parece ser un juego demasiado compricado.