Y aquí estoy un día más, fingiendo que todo está bien, que no soy la primera ni la última persona a quien le sucederá esto en la vida, pero no sé si a otros le ha dolido tanto como a mí, pero me está carcomiendo el alma no mirarte, ni hablarte, me estoy mordiendo las uñas para no buscarte, estoy refugiándome en cualquier cosa para no llamarte, para no gritar a los cuatro vientos que te extraño, que desearía que estuvieras aquí, que cada día todo se hace un poco más pesado sin ti y no te mentiré diciéndote que me paso las 24 horas del día solo pensando en ti, porque el trabajo y otras cosas me hacen perder la cabeza por momentos, pero tampoco puedo negarte, que al encerrarme en las cuatro paredes de lo que era nuestra casa, tus recuerdos salen como fantasma desde cada rincón de nuestra casa, tu voz hace eco en la soledad y tu aroma se pasea por todo el lugar.
Y si, desde afuera parece que todo está bien para mi, que me he tomado esta situación con mucha madurez, pero que le digo al niño que habita en mi y que moja la cama con sus lagrimas cada noche, que en sollozo repite una y otra vez que te echa de menos, como le digo a mi adolescente soñador que con los ojos hinchado siempre busca entre los cajones una de las fotos que me regalaste de aniversario y con los dedos humedecidos con sus lagrimas, delinea tu figura y descubre que eras feliz, y aferrando tu foto a su pecho, se pregunta a cada momento, que fue lo que hizo mal para que ya no fueras feliz, para que ya no estuvieras con él, y entre lagrimas y preguntas, la noche cae en su dolor, haciéndole caer rendido una vez mas y al salir el sol, todo vuelve a comenzar.
Lucy Pgrr
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