Y de repente el tiempo se detuvo en una mirada que provocaba muy lentamente la activación de mis deseo, mientras que el corazón me latía, el cuerpo me ardía y el pensamiento saboreaba la dulce agonía de la espera, él se acercó a mí con unos rápidos y silenciosos movimientos; y a un ligero pestañeo, ya me encontraba entre sus brazos y mientras disfrutaba la calidez de su piel, que se perdía tras un sublime suspiro; sus labios se apoderaban de la debilidad de los míos y yo saboreaba el neta de sus labios que me envolvían a un revoloteo de emociones de las cuales me sentía poseída y tras un delicado movimiento, sus labios se posaron en mi cuello y se deslizaban con la dulzura y la paciencia con la que un niño espera, mientras que con cada movimiento mi piel se engranojaba y la sensibilidad me aumentaba; de forma inesperada ya lo tenía sobre mi pecho; devorando con dulzura la calidez que estos proporcionaban y con mis dulces gemidos insaciables, él se motivaba en ir tras el fruto prohibido; y de repente hizo una parada cargada de besos sobre mi vientre, mientras provocaba que la temperatura de mi cuerpo se elevara al extremo y que entre mis piernas se sintiera la calidez y la humedad en constante debate, de igual forma se encontraba las diferencias en mi cabeza de pedirle que siguiera o que se detuviera, pero sus juegos en mi vientre me hacía desear lo indeseable y saborear lo prohibido de la loca pasión que sentía en ese instante; y con el jugueteo de sus besos el decidió continuar su camino hacia el fruto prohibido que quería saborear; milésimos segundos después; ya lo sentía tan cerca de la meta y mis nervios y mi pasión ya se habían encerrado en algo inexplicable y con los ojos entre-abierto, lo vi sonreír…
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