¡Wow! Que linda
estas, no puedo dejar de admirarte y allí estas como siempre, con tu carita
maquillada; casi con una sonrisa pintada en el rostro, con los ojos entre
abierto; creo que estas soñando, bueno; yo también creo que todo esto es un
sueño, pues te veo allí vestidita de blanco; con la ropa que seleccionaste hace
meses, pero sabes; siéndote sincero, pensé que la usarías dentro de muchos
años; pero no fue así, hoy la llevas puesta y te vez hermosa, aunque todavía no
creo que hoy te marchas, en verdad es muy rápido.
Pero sabes
algo; me llegan a la cabeza diversos recuerdos, tantos de alegría como de
enojo, en verdad que rápido me hacías rabiar, pero aunque yo estuviera con un
humor de los mil demonios, tú siempre me hacías sonreír con tus ocurrencias o
con todas las idioteces que decías. Y ahora te veo allí tan decidida, sin dudar
ni un poquito, que me haces sentir como un patán o como un loco adolescente que
no sabe lo que quiere.
Aunque sé que
esto es la realidad y que mañana será otro día y me tengo que comportar como un
hombre, pero de repente unas lagrimas me sorprenden al brotar de mis ojos, un
nudo se me hace en la garganta; que no me deja decirte adiós y veo aquel joven,
al que suelo odiar por alejarte de mí, pero lo que más me molesta, es que tú
sin decir nada; te sientes muy segura y cómoda mientras vas cayendo al fondo de
ese hoyo, que muy pronto se convertirá en una tumba mas del cementerio.
Te amo mamá. ¡Adiós!
0 Comentarios