La verdad me sentía un
poco estúpida, porque cada vez que se acercaba; mis ojos se iluminaban como
unos faroles, mi corazón palpitaba con la misma vibración que poseía una
batería en pleno concierto de rock y por mi cuerpo corría una energía extraña;
supongo que parecida a 120 voltios, y en mi estomago se localizaba ese
revoloteo de mariposas volando de un lado para el otro, como si estuviera sobre
los campos poblados de margaritas en plena primavera, y a la vez mis labios
quemaban como leñas ardientes en una fogata; que anhelaba ser zaceados por esos
labios carnosos, mientras mis pensamientos se hacían un nudo, mi boca
pronunciaba palabras a la zar; mientras yo soñaba despierta con estar
acurrucada sobre su pecho y sus brazos me llenaban de calor, mientras que
disfrutaba el palpitar de su corazón y me sentía embriagada con su aroma y su
respiración rozaba mi piel, pero el llamado impertinente de mi jefa me hacia
salir de mi letargo, haciéndome descubrir que el ya no estaba cerca de mí y que
yo debía ponerme a trabajar, con el nudo en la garganta de este amargo sin
sabor de no tenerlo cerca de mí.
Lucy Pgrr
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