Hoy te vi a la distancia, y mis rodillas temblaron al mirarte, mis ojos se iluminaron y mi cara se ruborizo tímidamente, pero mis ansias de verte de cerca y de escuchar tu voz, llevaron mis pies directamente a la dirección en la que estabas, y mientras mis pasos se acercaban a ti, unos nervios extraños se apoderaban de mí, pero tu voz me hacía continuar mi rumbo y mis ojos intentaban de toda forma chocarse con los tuyos, pero, estabas tan perdido en aquella conversación, que ni te fijaste que pase a tu lado; y eso hizo decaer un poco mi espíritu, pero me sentí morir, cuando al pasar por tu lado, escuche aquellas palabras que apuñalaron mi pecho sin compasión, y aún sigo caminado sin alma, sin espíritu, solo con un cuerpo sin rumbo y sin esperanzas, pues con el fervor en que dijiste, que ya no crees en el amor y que deseas quedarte solo por el resto de tu vida, hicieron que las pequeñas alas que empezaban a crecer en mi corazón, cayeran sin demora, y no sé si debería decirte algo, no sé si le harías caso a esta desconocida, no sé si llorar o si también debo aferrarme a tu decisión y no creer en el amor y olvidarme de la idea; de que pueda existir un amor para mí, porque, si el ser que me devolvió la fe en el amor, el sueño de ser amada y los anhelos de una conquista, ya no cree en el amor.
¿Porque debería yo creer en que el amor podría existir? Oh quizás; ese sea mi destino, no creer en el amor, ser un alma solitaria al igual que tú. Y en nuestro paraíso de soledad nuestras miradas se podrían encontrar, y así descubrir que nuestra soledad es la unión de nuestro posible amor. Y en ese caso, seriamos dos almas solitarias; que en la inmensa soledad se deciden amar.
Ahora, esta será mi nueva esperanza.
Atte.:
Tu Admiradora Enamorada.
Lucy Pgrr
0 Comentarios