Con lágrimas en los
ojos y de forma inconsciente bajo la mirada hacia mis muñeca, pues se me he
imposible no observar las diferentes cortadas que le he dedicado a mí dolor
sobre mi piel, y con uno de mis dedos rozó las cicatrices que estos cortes han dejado,
mientras mis lágrimas van cayendo sobre ellas. Y me da rabia saber qué nada me
hace sentir más viva que cortarme, nada ni nadie puede ofrecerme un momento de
libertad como la que siento cada vez que aquella navaja se desliza sobre mi
piel, ocasionando que con esas gotas de sangre valla deslizándose el dolor. Y
la verdad es que no sé qué podría responderle si alguien llegase a verlas, por
eso es que prefiero cada día escuchar a mi madre reclamándome por mí forma de
vestir y por aquella gruesa pulsera de cuero que llevo siempre sobre mi muñeca,
y aunque intentará explicarle, se que ella no lo entendería, creo que nadie lo
entendería.
Lucy Pgrr
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