La vida me la puso
ante mis ojos aquel jueves tormentoso, donde después del trabajo decidí ir a
realizar mi compra para tener algo para cenar aquella noche y allí estaba ella
frente a mí en la larga fila del supermercado, con su pelo suelto y esa sonrisita
picarona que me robo unos cuantos suspiros y yo toda tímida y avergonzada la
miraba de reojo con miedo a que descubriera mi sonrojo, pero entre el pico de
mi gorra la miraba moverse de un lado al otro, como quien danza con su propio
ritmo y yo tan cerca de ella con deseo de dar unos cuantos pasos con ella, pero
mientras me perdía en mis pensamientos, escuche su dulce voz dirigiéndose a mí,
y no sé si escuche bien, pero me pareció escuchar que me decía hermosa; y mis
sentidos se congelaron de repente y como tarada volví a preguntarle lo que me
había dicho, luego entendí que me pedía permiso para mover el carrito de su
compra y luego de pagar se alejo de mi junto con su novio y yo me quede con su
imagen grabada en mi mente y ahora voy cada jueves al mismo supermercado, a la
misma hora y a la misma caja, esperando algún día volver a encontrarme con
ella, pero esta vez sola, sin su novio que me estorba.
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