¿Acaso no te das cuenta que cada día no te haces más joven? ¿Que cada día pierdes unas 24 horas de vida, que cada año te estás perdiendo vivir 365 días?...
La verdad, es que andamos como zombies profesionales, solo hambrientos de
éxito y progreso financieros, pero ¿De qué sirve tener tantos triunfos que solo
te lo celebran en el trabajo? Si al llegar a casa la encuentras sola, vacía,
solo con tus triunfos colgados en la pared, sin encontrar unos brazos cálidos
que te arropen el corazón de amor, unas caricias que te hagan sentir que aún
estás vivo y que vales mucho más que los ceros a las derecha que podrías
acumular en un banco. ¿De qué sirve cada día, saber qué estas subiendo un
escalón más, si lo sigues haciendo solo? Pues de nada sirve llegar a la cima,
si no tienes con quien celebrarlo. Pues al final del día, esos compañeros de
trabajo que envidian tus triunfos, se van a casa conformes y felices porque
saben que alguien lo espera. ¿Pero, y tú? Al final del día solo piensas si
pasar por un trago o ver una película, para evitar a toda costa llegar a
contemplar la soledad que te abriga en tu hogar.
Lucy Pgrr
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